Cartas de Lectores

Dina de Jordania, la princesa que aprendió a luchar contra el cáncer

Cuando crecemos nos damos cuenta que las princesas en el siglo XXI trabajan, le escapan al protocolo y defienden una causa. O, por lo menos, las princesas como Dina de Jordania, quien estuvo en la Argentina hace unos días para participar del Foro Multidisciplinario contra el Cáncer que organizó Lalcec Argentina en La Rural.

Cuando uno de los hijos de la princesa Dina Mired de Jordania tenía cáncer, y la lucha del pequeño le cambió la vida. La mujer nació como Dina Khalifeh pero se convirtió en princesa en el año 1992 cuando se casó con el Príncipe Mired de Jordania. De ese matrimonio nacieron tres hijos, pero en 1997 uno de ellos fue diagnosticado de leucemia.

Dina Mired transmite un energía cálida y resuelta cuando me la encontre y compartimos un cafe , por eso quiere contar su historia.

¿Recordás lo que sentiste cuando te dieron el diagnóstico?

Nunca pensé que estaría en el mundo del cáncer. Nadie piensa eso. En 1997, dos días antes del cumpleaños de mi hijo Rakan nos dijeron que tenía leucemia. En esa época cáncer significaba solo una cosa, muerte. Éramos jóvenes, era nuestro segundo hijo. Lo primero que hacés es pensar qué hiciste mal, si le diste algún alimento equivocado. Eso fue el principio.

“Cuando supimos que nuestro hijo tenía cáncer, experimentamos una multitud de emociones: shock, tristeza, impotencia, confusión y sobre todo miedo. Miedo de perder lo más preciado para nosotros. Nos preguntábamos por qué a nosotros, qué hicimos para merecerlo. Pero pronto supimos que teníamos que ser fuertes y concentrarnos en salvarlo. No había alternativa”, reflexiona Dina sobre ese doloroso momento.

¿Cómo fue el proceso de la enfermedad y qué les enseñó?

Cuando pasó todo esto estábamos en Inglaterra. Fuimos muchas veces a la guardia y no nos decían qué tenía o directamente no sabían: los síntomas eran parecidos a una gripe, un poco de temperatura, que iba y venía. Fue un proceso difícil en el sentido de que fuimos víctimas de esa falta de conocimiento. Cuando supe finalmente el diagnóstico decidí que yo iba saber todo sobre mi hijo y su historia clínica. Me armé como una especie de hoja de Excel en donde anotaba todo: si estaba activo o no, si había ido al baño o no. Tras costosos e intensivos procedimientos, mi hijo pudo recuperarse y hoy es un sobreviviente de la enfermedad. Por esa razon me  comprometi no solo con la lucha contra el cáncer de mi pequeño sino con la de todos. Yo fui una afortunada. No todas las madres tienen la misma oportunidad para sus hijos. Después de lo que viví, de lo que vivió mi hijo, planeo trabajar incansablemente para ayudar a reducir la carga global de cáncer infantil. Quiero que todos los niños tengan la misma oportunidad de ser curados, vivan o no en un mundo desarrollado”, manifiesta.

¿Qué le aconsejarías a padres que están atravesando por esta situación?

Que se permitan estar tristes y llorar los primeros días. Lo tenés que hacer. Pero después de eso ponete a trabajar. No tenés control de todo, pero hay cosas que podés hacer como padre. Definitivamente, pensar día por día. Sobrevivir cada día. Leer, investigar, saber cómo lidiar con los síntomas.

¿Curarse es una cuestión económica?

Es triste, pero hay una gran brecha entre los tratamientos de calidad y los que no. A veces no llegás a un tratamiento de calidad porque no saben diagnosticarte. Y todo es muy caro, si no tenés una buena cobertura ¡tenés que robar un banco para acceder a un tratamiento! En Estados Unidos y Europa salen miles de dólares. O sea que sí: lo financiero es un tema.

Tras atravesar la enfermedad de su hijo y convertirse en la madre de un sobreviviente, Dina fue durante 15 años directora general de la King Hussein Cancer Foundation, con la que logró recaudar más de 30 millones de dólares para luchar contra el cáncer. Su elogiada gestión le abrió las puertas para ser elegida presidenta de la UICC (Unión Internacional contra el Cáncer, por sus siglas en francés) para el período 2018-2020, una organización que conforman más de mil entidades en 162 países.

¿Qué pudiste averiguar sobre cómo está Argentina en la lucha contra el cáncer?

Me contaron que en Buenos Aires es buena, hay buena atención y tratamiento pero en las provincias no tenés los mismos servicios. Y eso tiene que ser corregido porque tu país es grande y no todos pueden venir a la capital a miles de kilómetros. El cáncer es un tema de largo plazo.

Dina Mired se convirtió en un referente de la lucha contra el cáncer.

¿Qué significa ser una princesa en el siglo XXI?

La buen noticia es que en Jordania la familia real es una familia trabajadora. No es un cuento de hadas exactamente (se ríe). Y mi carácter tampoco iría con eso. En Jordania la familia real es muy cercana a la gente. Para la reina y el rey hay mucho más protocolo, pero para el resto es trabajo: todos tenemos una causa y trabajamos mucho. Así que somos bastante afortunados. Entendemos que el título implica una responsabilidad.

La reina Rania es una referencia mundial en cuanto a estilo, ¿cómo es tu relación con ella?

Nuestra reina es una mujer muy inteligente. También es muy linda y es difícil que el periodismo no se enfoque en lo externo, desafortunadamente es así y le pasa a muchas mujeres. Pero es muy inteligente y trabaja mucho.

La reina Rania es una referente de estilo en todo el mundo.

¿Cómo es la situación de las mujeres en Jordania? ¿Qué luchas quedan por dar?

Contrariamente a lo que se piensa en muchos lugares, en Jordania las mujeres son muy respetadas y están en todos los ámbitos. Son presidentes de empresas, están en la policía, en el gobierno, en la armada. Claro que se puede hacer mucho más para promover la agenda de la mujer pero yo estoy muy orgullosa de ser una mujer árabe. Estamos haciendo un montón, aunque hay espacio para más avances, sobre todo en las leyes que tienen que ver con el matrimonio. Las mujeres en Jordania son muy respetadas y altamente educadas, de hecho casi toda la población lo está. Hay pocas que no tengan título universitario.

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