VIAJAR ES SALUDABLE
Viajar no sólo es una experiencia que te estimula, es una oportunidad de autodescubrirte.
Los seres humanos nos alimentamos no sólo de comida, literalmente nos comemos todo lo que nos rodea. Desafortunadamente, no siempre somos conscientes de que un viaje nos nutre e impacta nuestra salud a través de todo lo que vivimos. Si te hacen falta pretextos para hacer valijas y salir de viaje, no dejes de leer las razones por las cuales además de ser divertido y emocionante, es saludable.
Nos hace perder el equilibrio
¿Cómo puede ser esto bueno? Nos encanta la rutina. Una vez que algo nos ha funcionado, es muy cómodo seguir haciendo lo mismo. Por ejemplo: cuando tratas de bajar de peso y comes lo mismo todos los días o haces el mismo ejercicio, te “estancas”. El cuerpo entra en una zona de confort donde no tiene que hacer un esfuerzo extra porque siempre, después de cierto tiempo, se adapta. De la misma manera, la mente se acostumbran a todo. Los viajes nos permiten romper con las costumbres y hacen que el cuerpo y la mente reaccionen teniendo que trabajar por volver a encontrar un equilibrio. Al hacer, comer y vivir cosas diferentes, “despertamos” para estar más alerta, accionamos todas nuestras funciones vitales y reactivamos nuestro metabolismo.
Reconectamos con nuestra intuición
La intuición es esa vocecita y “sentir” que nos conoce mejor que nadie. Hoy en día, gracias a la vida tan ajetreada que la mayoría llevamos, apagamos esa voz porque tendemos a racionalizar de más todo. La intuición es instantánea y es intransferible. Es la que sabe lo que realmente necesitamos y qué debemos hacer; ella sabe todo de nosotros. Cuando estamos cansados, enfermos o tenemos algún problema, en lugar de pensar exhaustivamente o darle vueltas a las cosas, lo que mejor que podemos hacer es acudir a nuestra intuición. Los viajes, al hacernos salir de nuestra zona de confort, nos permiten reconectar con nuestra sabiduría interior que, no me dejarán mentir, NUNCA se equivoca.
Vivir en el presente
No en el pasado, ni el futuro, vivir el presente nos ayuda a ser plenamente conscientes de lo que está ocurriendo en el aquí y ahora. No hay angustias por lo que viene, ni remordimientos por lo que fue. Nos permite conectar con nuestra capacidad de atención y ejercitar nuestra mente, que también se atrofia. Disfrutar del momento, además de reducir el estrés y la ansiedad, nos ayuda a mejorar nuestra capacidad de concentración.
Da Perspectiva
¿Cuántas veces no creemos que hay cosas que no tienen solución? ¿O que sólo hay una forma de resolverlas? El estrés es uno de los mayores agravantes de las enfermedades crónicas. Ver las cosas con mayor claridad y en perspectiva, nos permite ser más objetivos con nuestros problemas. Disminuir nuestras angustias y nerviosismo, además de brindarnos paz mental, refuerza el sistema inmunológico reduciendo los niveles de cortisol en el cuerpo.
Libera endorfinas
Un viaje nos llena de felicidad desde que lo planeamos o compramos un boleto de avión. Las endorfinas tienen un efecto analgésico que nos hacen sentir realmente bien y pueden ser hasta 20 veces más potentes que un medicamento. Nos llenan de energía, combaten el estrés, son estimulantes y lo mejor es que no tienen efectos secundarios (a diferencia de la adrenalina).
Cuando hablamos de salud, naturalmente pensamos sólo en las necesidades de nuestro cuerpo, pero en realidad es algo mucho más complejo. Nuestro cuerpo, nuestras emociones, nuestros pensamientos e incluso nuestro entorno, están interactuando todo el tiempo y dependen el uno del otro para estar en equilibro. Cuando en nuestro “sistema” algo cambia, nuestro bienestar también cambia. Es por eso que los viajes son una excelente oportunidad para sanarnos y recuperar el balance que necesitamos. Viajar es una ocasión excelente para reponerte y nutrirte en todos los sentidos, la próxima vez, sé consciente y aprovéchala al máximo.